El que quiere hacer una buena planificación, debe incluir la posibilidad de un imprevisto, tener un plan “B” como se acostumbra decir.
El que desea cumplir la voluntad de Dios debe entender que no siempre ella coincide con la nuestra, pero que puede manifestarse de forma imprevista como algo que cambia totalmente nuestros planes.
Acogerla con amor y alegría nos hace crecer en la relación directa con Él.
Cuando reconocemos a la voluntad de Dios en lo imprevisto, significa que estamos alcanzando una cierta madurez espiritual.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
"Lo que quiera tu padre", dice a sus hijos la madre que sabe gobernar su casa desde el corazón. "Quien no tiene a María por Madre, no tiene a Dios por Padre". ¿Quién mejor que Ella, Inmaculada, nos enseñará a querer lo que Dios quiere? (P.M.)