Acoger al otro es ante todo aceptarlo tal como es. Comprenderlo, escucharlo, vaciarse de cualquier juicio, despojarse de las propias ideas para acoger completamente su pensamiento, aunque sea diferente o contrario al mío.
Ser amor que acoge, que hace que el otro se sienta a gusto, como en familia.
La acogida debe ser tal que la persona pueda expresarse totalmente.
Quien sabe acoger no pelea, no critica, no juzga.
Quien sabe acoger, sólo habla para ayudar y no para condenar.
La cultura de la acogida se difunde con hechos y no con palabras.
En esta cultura, prevalece la comprensión, el respeto a la diferencia, la aceptación y el diálogo que conduce a la paz.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento
Pensar que ese "lugar de acogida" soy yo mismo, exige desde por la mañana poner orden, hacer limpieza dentro de mí, aceptar mi pobreza... Y Dios se encarga de "darnos un corazón nuevo y de infundir en nosotros un espíritu nuevo". (P.M.)