Para vivir bien la vida, sin precipitaciones, siempre atentos a la Voz del Espíritu. Porque la Luz se nos garantiza si seguimos a Dios, no si nos empeñamos en precederle. Los apresuramientos y las impaciencias solo oscurecen el camino. (P.M.)
Para mantener el amor recíproco y la convivencia armoniosa, debemos ser flexibles y pacientes.
El esfuerzo por respetar la forma de ser del otro es una actitud que favorece la sana y pacífica convivencia con todos.
Uno de los árboles que más resiste las tormentas es el bambú. Tiene la capacidad de doblarse al extremo sin romperse.
Cuanto más rígido es el árbol, más fácilmente se cae o se rompe con el viento.
Así debe ser nuestra actitud en nuestras relaciones: ser como el bambú. Tener la capacidad de doblegarse para no romper la relación.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento