¿Nunca hemos estado decaídos? ¿Habremos experimentado alguna vez esa debilidad que nubla el ánimo más optimista con el desaliento y la desgana? "Levantarnos" mutuamente, sin juicios ni condenas, es obra de amor común y sentido común. (P.M.)
Para ayudarnos de la mejor manera, debemos tomar en cuenta la promesa de Jesús, de que nos enviará el Espíritu Santo Paráclito, que significa: el consolador, el que nos da nuevo ánimo.
Muchas veces no tenemos la solución de los problemas, pero la presencia amiga trae paz, coraje y luz.
Al ver al hermano caído, fracasado, ofrezcámosle nuestra ayuda, confiando en que el amor recíproco es más fuerte que las adversidades.
Esto es amar como a nosotros mismos y hacer al otro lo que nos gustaría que él nos hiciera a nosotros.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento