A todos nos llega la hora de la prueba. ¡Y cómo necesitamos en ese momento no la mirada que nos juzga sino la luz fraterna que nos ayuda a entender y a crecer! Palpar la fragilidad común y compartirla con inteligencia, es amor y sabiduría. (P.M.)
El testimonio individual es muy eficaz, porque tenemos la oportunidad de mostrar el trabajo de Dios en nuestra vida.
Pero el testimonio colectivo de una comunidad llama la atención de todos. Atrae miradas e intereses, porque resalta la comunión entre todos.
Si alguien es invitado a hablar y otra persona lo acompaña para testimoniar que su discurso es fruto del amor recíproco, la unidad está garantizada y el resultado va más allá de las capacidades del individuo.
Si alguien debe realizar una obra y no está solo, lo que se hace ya no se ve como la obra de un individuo, sino de Dios.
Son muchos los ejemplos en que la ayuda recíproca es un fuerte testimonio y un estímulo para cada uno individualmente.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento