Es el más grave error de nuestra vida: escatimarle a Dios unos minutos para conectar con Él, escucharle y llenar de luz nuestro día. ¿Las tinieblas que sufre la humanidad no son el reflejo del abandono de Dios que cometemos cada uno? (P.M.)
Todos tenemos necesidad de un momento de reflexión, de introspección y de trascendencia.
Independientemente de la religión, estos momentos nos llevan al crecimiento espiritual en el sentido más amplio.
La oración, para quien cree, es el momento exclusivo de la relación con Dios. Sin embargo, este momento debe estar en conexión con la vida cotidiana, uno debe ser fruto del otro.
Cuánto más amo al prójimo, más siento la unión con Dios en el momento de la oración y viceversa.
En suma, orar mejor corresponde también a amar más.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento