Dios "se paseaba por el jardín a la hora de la brisa": era el paraíso, suyo y nuestro. Estos días millares de jóvenes claman por un "Mundo unido", Casa común. ¿Aprenderemos a cuidarla con la sensibilidad de las madres? Felicidades hoy a ellas. (P.M.)
Vale la pena reflexionar sobre nuestros hábitos y tratar de corregir lo que de algún modo, provoca daño a la naturaleza.
Tal vez no veamos los efectos inmediatos de nuestras actitudes de cuidado por nuestro planeta, pero estaremos haciendo un gran acto de amor y generosidad para las generaciones futuras y para la vida en general.
Son cosas sencillas, como seleccionar la basura, usar los dos lados del papel para imprimir, utilizar menos el auto, los envases plásticos, reducir el consumo de la energía eléctrica, etc.
Cuidar nuestra casa común es un acto de amor por nosotros mismos y por toda la humanidad presente y futura.
Cada gesto de cuidado con la naturaleza es como dar un “buen día” y una sonrisa afectuosa al mundo entero.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento