Lo serán cuando se funden en la verdad y se vivan en la franqueza y la humildad. Son, esas relaciones, semillas de fraternidad y de concordia, capaces de generar vida constantemente a nuestro alrededor, más allá de conflictos y dificultades. (P.M.)
Las verdaderas relaciones se basan únicamente en el mandamiento nuevo de Jesús: ámense unos a los otros. (Cf. Jn. 13,34)
Es un amor libre de intereses, de ganancias secundarias y de pretensiones.
La reciprocidad es el sello distintivo de las verdaderas relaciones. Hasta el punto de ser reconocidos por las otras personas y despertar el interés de vivir el amor mutuo con la misma intensidad.
Así son los grupos, las familias, las comunidades que viven el amor recíproco y crean lazos que son más fuertes que la propia muerte, porque en una verdadera relación todos están dispuestos a dar la vida por los demás.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento