La paz "primera" que conquistamos, a veces con mucho esfuerzo, dentro de nosotros, vencedores de nuestras pasioncillas y malos humores, y la misma que, orando, deseamos a nuestro mundo, incapaz de entenderse sin violencias de todo tipo. (P.M.)
Es fácil traer paz cuando estoy bien, y estoy bien con todos. Basta comunicar los dones recibidos de Dios y ver sus frutos de paz y armonía.
Sin embargo, cuando me siento agraviado, el primer sentimiento que surge es el de revancha, de dar una respuesta en la misma medida.
En esos momentos, recuerdo una frase de Jesús: “Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman!” (Jn. 14,27)
Recuerdo también que tengo a Dios como juez. Así, la paz no me abandona y puedo llevarla a todas partes, incluso en medio de los conflictos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento