Es una flor que no debe ajarse nunca, la esperanza. La necesitamos como el aire para respirar. Y no es humillación alguna reconocer que la cuidamos (esa flor) no aisladamente, sino en la buena amistad, la comprensión y confianza mutuas. (P.M.)
Vivir el amor recíproco nos da mucha esperanza: que nunca estaremos solos, que la fuerza de la unidad es capaz de superar todas las barreras, que un mundo unido es posible, que el mal puede ser vencido, que Dios estará siempre entre nosotros.
El amor recíproco es esperanza de paz, junto con nuestro trabajo y todo nuestro empeño para difundir la cultura de la concordia.
El amor recíproco es esperanza de luz en nuestro camino, porque el Espíritu de la Verdad está donde está el amor.
El amor vivido entre nosotros nos trae luz, paz, armonía, sanidad y santidad, porque cuando amamos, el Santo está en medio nuestro.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento