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PALABRA DE VIDA ABRIL 2025 «Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?» (ls 43, 19).

El exilio en Babilonia y la destrucción del templo de Jerusalén habían provocado en el pueblo de Israel un trauma colectivo y les había plan...

jueves, 19 de mayo de 2022

Versos a la Virgen Madre, p. Manolo Morales o.s.a

 Cádiz, 13 de mayo de 2022

Hoy es un deber de hijos dedicarle tiempo, afecto y poesía a la Madre. Con la sintonía del canto de Fátima, aquí va el soneto dedicado a Ella. Con una necesaria presentación.

Frecuentador de las Murallas de San Carlos (¿quién no las conoce en Cádiz?), atraen la mirada hoy esos mantos hermosísimos de florecilla morada con que se cubren en mayo las jaracandas. Una de ellas, privilegiada, en la contigua plaza de Filipinas, se encarga de acercar sus ramas y sus pétalos a una imagen de María Inmaculada, Reina y Señora del Rosario, erguida sobre una altísima columna, obra genovesa del siglo XVII, encargada por fray Pablo de Cádiz. Fue este fraile uno de aquellos capuchinos que abundaban y abundan, predicador y misionero, con fuego en el corazón y un amor a la Virgen que arrastraba y convertía. Organizó en Cádiz lo que llamaron “Rosarios públicos”. Quería, humilde, dejar claro que “el fuego” venía de un gran predicador dominico de Sevilla, Padre Ulloa, que llama “águila caudal”, mientras él, fray Diego, se consideraba solo “una humilde cigarra capuchina” (¡así son estos hijos de San Francisco!). Este Triunfo de María inmortaliza aquella explosión de fe y amor al Rosario. Levantado en origen frente al antiguo Convento de Capuchinos, estuvo muchos años desmontado en el interior del convento. Hoy está aquí. 

Bello es el “Triunfo de la Inmaculada”,

“Rosario púbico”, Amor creyente,

Columna de este hogar que son su gente:

Cádiz de siglos bajo su mirada.

 

Jaracanda hermana de flor morada,

bésala tú, que llegas a su frente;

tus pétalos le recen tiernamente

por esta humanidad desconcertada.

 

Misterio de dolor es esta vida

salpicada de guerras entre hermanos,

Familia, ¡oh Madre!, de tu fe nacida.

 

 De luz y gloria y gozo enaltecida,

junta nuestra oración entre tus manos

y haz de tus pueblos una Tierra unida.