No es lo que vemos y sentimos toda la realidad. Nos volvemos peligrosamente endebles cuando olvidamos que Dios viaja con nosotros, y es muy capaz de "tomar en sus manos penas y trabajos". El amor creyente es nuestra mayor energía. (P.M.)
“No se inquieten ni teman” (Jn. 14,27)
Quien cree y vive el amor en la medida en que Jesús nos amó, cree y entiende esta frase.
Nada puede perturbar un corazón que ama; ningún temor puede detener la fe de quien vive para amar.
Quien ama va por el mundo reconociendo el rostro de Aquel que venció todo miedo en cada situación dolorosa, en cada problema a ser resuelto, en cada fracaso y en cada recomenzar.
No quedemos inmovilizados por nuestros miedos. Desechemos todo miedo y recomencemos a amar, con la certeza de que nunca estamos solos.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento