Para contrarrestar así tanto círculo vicioso: gastar, consumir, desperdiciar... ¿Puedo regalar algo, innecesario para mí? ¿Puedo cuidar, limpiar, proteger más esta "Obra de Dios" que habitamos? Será, una vez más, "vencer el mal a fuerza de bien". (P.M.)
Cuando adquirimos hábitos que son buenos para el medio ambiente, la consecuencia es nuestro propio bienestar y el de todas las personas.
Un buen hábito adquirido nos motiva a crear otros, desencadenando así un círculo virtuoso.
Hacer el recojo selectivo de los residuos favorece el reciclaje; no desperdiciar agua y economizar energía eléctrica, favorece la supervivencia humana; preservar los bosques y la naturaleza en general, favorece a la vida de todos los seres.
Los círculos virtuosos que podemos desencadenar, no sólo nos benefician a nosotros, sino también a las generaciones futuras.
Las buenas acciones favorecen nuestro mayor bien: el planeta donde vivimos, nuestra casa común.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento