Ese cuidado será el fiel indicador de la calidad humana de una familia, una comunidad, un pueblo. Niños, enfermos, ancianos...no son piezas de una máquina; son miembros del "Cuerpo de Dios", tanto más amados cuanto más frágiles. (P.M.)
Jesús se relacionaba con todos, pero tenía una preferencia especial por los más vulnerables: los niños, las viudas, los marginados, los pobres, los enfermos y los pecadores. Estos últimos porque los consideraba enfermos de espíritu. “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mc. 2,17)
Que en este día nuestro cuidado sea para los débiles, para cualquier persona que de alguna manera necesite de nuestra ayuda.
Tampoco dudemos en pedir ayuda si nos sentimos frágiles. Nuestra fortaleza está en la vida junto con los hermanos, donde no nos sentimos solos y donde la fuerza que nos conduce al éxito es la unidad.
Juntos somos fuertes, porque si nos amamos Dios está entre nosotros.
Abraços,
Apolonio Carvalho Nascimento