Vivir con fidelidad nuestros principios no se opone a escuchar e intentar comprender la mentalidad de los demás. Con prevenciones e intolerancias no construimos la civilización del amor ni la cultura del encuentro que Dios nos pide. (P.M.)
Debemos revisar nuestras relaciones desde el punto de vista de la aceptación recíproca; es decir, aceptar y desear que el otro sea cada vez mejor, tal como es y no como nos gustaría que fuera. Muchas veces queremos ajustar el mundo a nuestro modo de pensar.
De hecho, el mundo es mucho más rico y mucho más interesante por la diversidad que existe.
El otro con sus diferencias es una riqueza que se suma y no un adversario que me impide realizarme como persona.
Juntos componemos el todo como una obra maestra de la armonía en la convivencia.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento