“Venid, aclamemos al Señor … entremos a su presencia… suyo es el mar porque Él lo hizo” (Sal 94,1.2.5)
Calla
hoy el mar, sosiego azul extenso;
lo mueve
tan solo, blanda, la brisa,
corrige
en silencio el ansia, la prisa,
el andar
inquieto, el ánimo tenso.
Eres,
sí, el Infinito que yo pienso,
Tú,
Señor, quien suavemente avisa
que solo
en una voluntad sumisa
puede
latir tu Corazón inmenso.
Cádiz
enseña a ser contemplativo,
canta
versos de altísima belleza,
eleva a
Dios su palpitar festivo.
Sácanos,
Tú, Señor, de esta pereza
que
tiene el ánimo en sopor cautivo;
que el
mar está despierto, y él sí reza.