Es una tarea del corazón que requiere penetrar dentro de mí mismo y limpiar, ventilar, purificar... Porque, en esa pureza, sentiré el latir del Corazón de Dios. Y, desde ese Corazón, sí llegamos al fondo del corazón de los demás. (P.M.)
“Porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.” (Mt. 23,8)
La forma de tratar más utilizada en las iglesias cristianas y en las congregaciones religiosas es la de hermano y hermana.
La fraternidad fue introducida en medio de nosotros por el mismo Dios, cuando vino a habitar entre nosotros en la persona de Jesucristo.
La verdadera fraternidad es generada donde hay amor mutuo. Por lo tanto, reavivar la fraternidad significa reavivar el amor entre nosotros.
Vivir el mandamiento nuevo del amor recíproco, en la medida con la que Jesús nos amó, es la certeza de que la fraternidad estará siempre viva entre nosotros.
Vivamos el amor mutuo, reavivemos la fraternidad.
Abrazos,
Apolonio Carvalho Nascimento