"La tenemos en el corazón" esa Palabra divina. Solo se requiere que el corazón lo crea y se lo tome en serio. ¡Tiene tan poca sustancia la vida alimentada exclusivamente de palabras humanas! Convivir con Dios es otra cosa: alegría, paz, luz... (P.M.)
La palabra de Dios debe ser vivida y dar fruto. Ninguna palabra dicha por Dios vuelve a Él sin antes hacer su voluntad y producir los efectos pensados por Él. (Cf. Is. 55,11)
Al vivir una sola frase de la Sagrada Escritura, descubrimos su inmensa luz. Cuando se vive con coherencia, provoca cambios en nuestra vida y en el mundo que nos rodea.
Cuanto más la vivimos más la comprendemos y su luz invade nuestra vida.
Por medio de la Palabra podemos sellar un pacto de fidelidad con Dios y Él corresponde con su gracia.
La Palabra no justifica comportamientos que se aparten de la caridad.
La caridad, a su vez, es el faro que ilumina la Palabra y nos hace vivirla con coherencia.
Abraços,
Apolonio Carvalho Nascimento